lunes, 24 de mayo de 2010

Te quiero, ya?...



Cuatro años es la diferencia de nuestras edades, pero no es impedimento para ser tan buenos amigos como lo somos tú y yo. De cuando empezó esta amistad no tenemos fecha exacta, podría ser 7 de octubre de 93 o cualquier otro día de algún año posterior.

Pasamos de ser primos-hermanos a ahijado-madrina, de ahijado-madrina a amigos y de amigos a mejores amigos. Compartimos interminables noches con algún trago que nos “ayudaba” a olvidar, coreado canciones a todo pulmón en las avenidas o esquinas sin importar lo que las personas nos decían, claro, el alcohol nos ayudó en esas circunstancias, reído por algún comentario tonto o simplemente porque hemos tenido ganas de reír, consolándonos por esa ilusión y hemos llorado por aquella madre que se nos fue.

Salir a caminar escuchando música, congelarnos de frío sentados en el malecón contándonos nuestros más íntimos secretos, salir a enseñarte a manejar bicicleta, tomar un café con un cigarro en mano hablando del problema que nos atormente la cabeza, ir a alguna discoteca o pub burlando la seguridad, pues eres menor de edad, saltar abrazados y cantar a los gritos una canción que nos guste o simplemente estar recostados en el mueble escuchando música y hablando de lo que nos ha pasado en los días que no nos hayamos visto, es confortante para nosotros, gratificante y hasta necesario, pues muchos días sin saber el uno del otro no lo soportamos.

Hay tantas anécdotas que tenemos para contar. Videos y fotos por mirar y estoy segura que recordaremos esos momentos en que aún niños ya nos queríamos como hasta ahora lo hacemos. Una que otra promesa que nos hemos hecho de ebrios, pero que la tenemos presente y pensamos cumplirla.

El último sábado salimos a Miraflores, como solemos hacerlo, a tomar un café. Estás con el cabello corto, nuevamente tienes el piercing en la lengua, vestías un jean oscuro, llevabas puestas las zapatillas de tu hermano (sí, una vez más), un polo verde petróleo y un blazer negro. No estuvimos mucho tiempo junto, pero aún así para ambos fue suficiente y el propósito de otra salida queda pendiente.

Sé que habrán más salidas para ambos, que podremos conversar como lo venimos haciendo, dejando la vergüenza de lado, que podremos contar el uno con el otro cuando más nos necesitemos, que seguiremos siendo los mejores amigos, que saldremos a caminar por calles desconocidas, guiándonos por nuestro instinto, cantaremos a viva voz en las madrugadas que estemos con alcohol en las venas, nos congelaremos de frío en el malecón viendo el atardecer y hablándole a la estrella más hermosa del cielo. Sé que también habrán muchas más conversaciones con lágrimas, abrazos y palabras de aliento. Ambos sabemos que nos tenemos el uno al otro, que el cariño que existe entre los dos no desaparecerá, todo lo contrario irá en aumento. Ambos sabemos que quizás esta carta, por llamarla así, no explica, cuenta ni demuestra todo lo que hemos vivido y viviremos juntos, que es poco, casi efímero con los 16 años que nos tenemos, pero sabemos los que realmente significamos para nosotros.

Ambos sabemos que nos queremos de acá al planeta más lejano del sistema solar, de ida y vuelta.

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