Te quise por demás, te acostumbré a tenerme a tu lado, creí cuando dijiste que cambiarías, quedé esperanzada en que ese día llegaría, pero no sucedió ni sucederá.
Ahora esconderé la pena frente a todos, volveré a introducirme en mi caparazón, practicaré una mirada de frialdad, inventaré un escudo para que no me lluevan los recuerdos.
Cerraré la puerta y espero no abrirla una vez más. Agacho la cabeza para que mis lágrimas se confundan con la lluvia. Camino de noche pensando en qué momento perdimos el rumbo, miro nuestras fotos y me digo: yo cambié, pero tú no.
Para que más palabras si no siempre hay que decir lo que está sucediendo. Pensar en lo que se pudo hacer, está de más. Pero aún sigo buscando motivos para sentir que respiro, mordiendo las uñas, ahogándome en llanto y extrañándote tanto.
Demoré en empezar a escribir la despedida. Demoré en darme cuenta que no hay solución. Demoré en aceptar que la amistad es de dos.
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